Ambiente, pueblos originarios y democracia

¿Qué modelo?

Modelo extractivista, contaminación, destrucción del suelo son conceptos que atraviesan el mundo capitalista de consumo. Conviven otros modelos de producción que hablan de seguridad alimentaria, agroecología, cuidado de la casa común, muy diferente de la devastación que logra la usura mundial de productores agrosojeros y contaminantes de la megaminería. En ésta charla-debate que mantuvimos un grupo de personas con Darío Aranda, surgen interrogantes, disparadores y preguntas que asumen variables que siempre apuntan al poder popular y a la decisión de los Pueblos a defender sus derechos a la vida y el cuidado de la tierra.

Muchos conocemos y vemos las luchas victoriosas de los Pueblos de Famatina -La Rioja-, Andalgalá -Catamarca-, Esquel -Neuquén- y tantos otros lugares para defender el agua, su tierra y el medio ambiente. Grandes luchas que suman a otras pequeñas, que ayudan a generar conciencia, con información y compromiso. Así se dio la charla con el periodista lomense Darío Aranda, en la sede local de Revista Sudestada.

Darío arranca con algo que interpela y genera apertura de miradas cuando habla de territorios de «sacrificio«. ¿Por qué hay que inundar, por ejemplo, un poblado para que otra zona acceda a electricidad? reflexiona, ¿Qué hace que unas personas sean reubicadas y otras beneficiadas y abandonar su lugar de vida y sueños?

Denomina Territorios de Sacrificio a aquellos lugares, espacios elegidos por alguien para generar ganancias a través de diferentes sistema de extracción-devastación de terrenos, ya sea para proyectos turísticos, mineros, petrolíferos, acuíferos, forestales, entre otros. (resignificación de lo dicho por Aranda). Éso además, genera pérdida para poblados y comunidades en donde se llevan a cabo.

Aranda asegura que el modelo extractivista contamina, enferma, roba la tierra y mata. Y uno se pregunta, ¿Por qué los Estados siguen aplicando éste modelo como política pública? Asimismo afirma que Argentina es uno de los 10 países que más desmonta en el mundo.

Para tamaña masacre ambiental, Darío espera que se continúen replicando las voces de los territorios, actuar desde lo local. Por éso es importante dar la palabra a aquellos que están en los territorios y los defienden, y se pregunta acerca del rol de las organizaciones sociales, si las realidades se cambian desde adentro.

Hace una relación directa y proporcional al rol de la democracia y el modelo extractivista, dice: Cuanto más extractivismo, menos democracia. Por el simple hecho que desde hace años aumenta la judicialización de lxs luchares que defienden su territorio, son perseguidos y muchos asesinados. Y nos preguntamos que tipo de Democracia es ésta si hay encarcelados, perseguidos y asesinados por defender el agua, el aire, los bosques? Acaso sólo se puede decir que la democracia está en peligro si atentan contra un/a política/o o juez?

¿Acaso se respeta la salud de los pueblos, de sus habitantes cuando contaminan el agua y el aire para sacar oro o plata con ácidos peligrosos? ¿Éso es Democracia? Asegura que debe existir un debate interno en donde el Estado deje de ser garante del modelo extractivista como política de Estado y escuche lo que cada territorio dice acerca de defender las riquezas naturales. Aseguran desde los pueblos originarios que no piden que cuiden el medio ambiente, sino con tal sólo no destruirlo ya hacen una buena obra.

Los micro ambientes extractivistas

Si a una ciudad del conurbano bonaerense con 1 millón de personas le aplicamos el concepto de «extractivismo» observamos a simple vista, la devastación territorial con enormes edificios que utilizan recursos inexistentes de agua, luz, y servicios. Vemos arroyos contaminados, inundaciones, cableado y contaminación ambiental y electromagnética. A éso debemos sumarle el hacinamiento en barrios populares, en donde en un terreno donde antes -hace 15/20 años- vivía una familia hoy hay 4 o 5 casas con familias numerosas.

Otro ejemplo es el extractivismo turístico. En Puerto Iguazú -provincia de Misiones- las comunidades wichi que a través de la lucha han ganado que el Estado les reconozca 600 hectáreas del Parque Nacional, viven en situación similar a la del reinado Jesuita, emprobrecidos, obligados a vivir en la pobreza, y esclavitud laboral y social. Se los ve rondando los centros de la ciudad, en especial a niños y niñas, descalzos, en donde ofrecen artesanías en madera y piedra, casi con desesperación a una multitud de turistas, especialmente extranjeros.

En los lugares en donde habitan, en viviendas muy pobres se los ve rodeado de lujosos emprendimientos hoteleros. También hacen «zafaris» para conocer a los wichis en su ambiente, para ver como cazan o simplemente escucharlos cantar. Siempre de la mirada «ahí están los salvajes» hay que explotar su cultura para nuestras ganancias, opinan los sectores del poderoso sistema turístico.

La lucha social colectiva, en la búsqueda de un modelo no extractivista

Cualquier persona que viva en una ciudad en un modelo capitalista de producción y en especial, de extractivismo es en realidad un ser que supone vivir en un ambiente que vulnera derechos, que asfixia, que mata, empobrece. Sin embargo hay siempre respuestas a éste virus, un antígeno que salva muchas veces y da poder para defender al organismo social, y son las luchas populares y colectivas.

Tal es el caso que mencionó en su charla Darío Aranda: el 4 de diciembre se cumplen 20 años del No a la mina en el Cordón Esquel; el caso del cordón de Famatina o el del petróleo en Loma La Lata, la lucha contra Chevron, Barry Gold y la Pan American Silver algunos de los casos de empresas extractivas que fueron rechazadas por las comunidades, en plebiscitos contundentes, con el fin de preservar el agua, la tierra, los cultivos por encima de las ganancias, la devastación del suelo, el agua y el aire.

También mencionó como un pequeño logro la lucha de Gualeguaychú en contra de la pastera en Fray Bentos -Uruguay-, ya que se frenó la instalación de muchas aunque la principal hoy sigue funcionando. Ayudó a que muchas comunidades tomen conciencia que en unidad y lucha común se puede contener el avance de éstos holdings extractivos, en complicidad con los Estados.

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